sábado, 18 de octubre de 2014

Sevilla y el apartheid cultural

Puede ser perfectamente que Sevilla sea la mejor ciudad del Sistema Solar. Y no es chauvinismo exacerbado sino más bien objetividad analítica. Hasta sus defectos son bonitos. ¿Qué sería de la vida sin las imperfecciones encantadoras, amigos? Sin embargo, culturalmente (ámbito humorístico-teatral especialmente) hay un reproche que debe hacerse. Hace unos días Álvaro Carmona, excelso y finísimo hacedor de humor, respondía en una red social a la pregunta de un admirador.

- "¿Cuándo vendrás a Sevilla?"
- "Lamentablemente nunca sale nada en Sevilla"

Da para reflexión. ¿Qué pasa en Sevilla? La observación de Carmona no es huérfana. En cierta ocasión reciente tuve la oportunidad de hablar brevemente con Pepe Colubi, ese mago de la cerdería más elevada que a la vez puede disertar sobre Earth Wind & Fire o Sly & The Family Stone. El caso es que después de conseguir que me firmara un libro suyo, conseguido gratis previamente de forma inverosímil sin mediar ilegalidad pero sí desfachatez, le pregunté si había fecha para algún especial de Ilustres Ignorantes - el mejor programa de la televisión actual sin género de dudas - en Sevilla. La respuesta era prima hermana de la de Álvaro Carmona. pero al ser en vivo, la argumentó. Al parecer, los teatros con capacidad suficiente para albergar un espectáculo de esta calidad lo rechazan. Lo mismo sucede al parecer con Faemino y Cansado. Lope de Vega y  FIBES, principalmente, pensé yo. Y no puede ser.

No puede ser que Arturo Fernández sí y que Faemino no. No puede ser que Los Morancos por supuesto y Carmona o Colubi nunca. La vida cultural de una ciudad es capital para su desarrollo. La cuarta capital de España no puede sufrir un apartheid cultural de este tipo. ¿Hay miedo a lo políticamente incorrecto? Directamente parece que hay miedo a lo que no sea "tiene un arte que no se puede aguantá".

Afortundamanete hay oasis dentro de este horror: los maestros Les Luthiers o el inclasificable Miguel Noguera, por citar dos ejemplos. Aún así, si abrimos el plano el panorama es devastador.

Lo rancio y sus antípodas pueden y deben ser compatibles. Pluralidad necesaria.