- ¡Sí es que eres tonto! ¡Eso te pasa por tonto!
- No te cebes con el chaval, hombre. Que se acaba de caer de la bicicleta. Ayúdale a que se levante.
- Tanta cabriola, tanto giro...
- Ya, hombre. Eso era peligroso. Entiendo que no te gusten ese tipo de temeridades, pero lo de la sal y el vinagre en las heridas sobra, Manuel.
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