lunes, 29 de abril de 2013

Cuando el cine se burla de cosas serias

El humor y la inteligencia son dos hermanos que se ven poco.

El humor a veces frecuenta unas compañías zafias, demasiado bastas. Como efectos secundarios de estas ingratas amistades, se expresa de forma desagradable. Tiene ocurrencias que los vulgares ríen a grandes carcajadas, mientras golpean la mesa - o lo que pillen - con fiereza. Pero él puede hacerlo mejor.

La inteligencia es más retraída. Se sumerge en libros, tratados y ensayos en busca del enriquecimiento masivo. No suele contestar las llamadas de sus amigos cuando se trata de estudiar. En ocasiones incluso puede parecer que se centra demasiado en lo académico y deja de lado por completo lo lúdico. 

Sirva esta chapucera metáfora como entremés para hablar de cine. De un determinado tipo de cine. El cine que critica con humor e inteligencia las denominadas cosas serias. 

El cine - como cualquier tipo de arte - tiene la obligación perenne de entretener. Es la premisa principal, la condición sine qua non. Ahora bien, si además de hacer olvidar los problemas rutinarios, es capaz de hacer pensar, tanto mejor. Incluso si además de propiciar la reflexión, lo hace desde un punto de vista humorístico; ¡qué maravilla! Y si para redondear, dicha sátira sala la herida de algunos asuntos considerados intocables  por los sectores - autoproclamados - serios de la sociedad; ¿qué quieren que les diga? Cuando uno se encuentra con películas que reúnen estas características la sensación es parecida a la que sentía Fred Astaire cuando bailaba cheek to cheek con Ginger Rogers.

A continuación, tres ejemplos tangibles de lo antes detallado. Tres películas trangresoras, brillantes y necesarias.
To be or not to be (Ernst Lubitsch, 1942) Título en español: Ser o no ser

 

En la Polonia ocupada por Hitler, una compañía de teatro pone en escena Hamlet. Cuando un espía nazi planea entregar una lista de colaboradores polacos de la Resistencia, el grupo de actores, con Joseph Tura a la cabeza, intentará adentrarse en el cuartel general de las SS y evitar el desastre.

Esta película es de Lubitsch. Partamos de ahí. Pero, por si fuera poco, es la mejor y más magistral sátira hecha sobre el nazismo. Atizar a los genocidas a través del cine es una práctica loable. Pero atizar en pleno auge de dichos genocidas alcanza un grado mayor de loabilidad. Una mofa inteligente y sarcástica hace más mella que muchas balas. Bueno, literalmente no. Pero ya me entienden.

Ser o no ser es una comedia estratosférica. Con unas líneas de diálogo insuperables. Un ejemplo:

Conversación entre Joseph Tura, haciéndose pasar por el malvado Coronel Ehrhardt, y el también malvado profesor Siletsky.

- Joseph Tura: (hablando sobre su esposa, Maria Tura) Su marido es ese gran, gran actor polaco, Joseph Tura. Probablemente haya oído hablar de él.
- Profesor Siletsky: Oh, sí. De hecho le ví actuando una vez que estuve en Varsovia antes de la guerra.
- Joseph Tura: ¿En serio?
- Profesor Siletsky: Lo que él le hizo a Shakespeare nosotros se lo estamos haciendo a Polonia.

Y este es el nivel de brillantez durante los 99 minutos que dura esta maravilla de la comedia universal.

Ernst Lubitsch dirigió a actores y actrices como Gary Cooper, Greta Garbo, Gene Tierney o James Stewart durante su trayectoria fílmica. Todos estrellas de primer nivel. Aunque para esta película en concreto el director alemán otorgó los papeles protagónicos a dos actores que no son muy conocidos por el gran público hoy día. Y ellos se lo pierden. Jack Benny dio vida magistralmente al mimético cornúpeta Joseph Tura, mientras que Carole Lombard realizó el último papel de su tristemente corta carrera interpretando a la hermosa diva del teatro Maria Tura.

Carole Lombard estuvo casado con Clark Gable. El de las orejas, sí. El inolvidable Rhett Butler de Lo que el viento se llevó, también. Por este hecho marital puede que sea más conocida pero lo cierto es que era una actriz dotadísima para la comedia y que dejó huella en Hollywood. Remarcable ésto último si tenemos en cuenta que falleció trágicamente a los 33 años.

Jack Benny no es célebre por sus películas. Hizo varias comedias entre los 30 y los 40 pero el cénit lo alcanzó con su fantástico papel en Ser o no ser. Benny era un comediante. Judío para más señas. Creció artísticamente entre vodeviles, como los Hermanos Marx. Adquirió repercusión masiva con su programa (primero de radio, después de televisión) The Jack Benny Program. Sólo había que mirar su rostro. Siendo correctos su cara era el de un cachondo mental que con sólo una mirada hacía presuponer que estaba en proceso la frase más ingeniosa y brillante. Y también tenía cara de pícaro. Aquellos que lean esta pieza y hayan visto la película recordarán con gozo la escena en la que Joseph Tura (como casi toda la película, disfrazado de alguien) debe entretener a Siletsky y para ello repite  "Así que me llaman "Campo de Concentración" Ehrhardt". Pongan ustedes a cualquier otro actor haciendo la escena. No sería igual.

Les diré porque deben ver Ser o no ser. Billy Wilder es el mejor escritor y director de comedias de la Historia del Cine. Ernst Lubitsch fue el maestro de Wilder y la película que nos ocupa es su mejor obra. Con eso ya debería valer.

Doctor Strangelove, Or How I Learned To Stop Worrying And Love The Bomb (Stanley Kubrick, 1964) Título en español: ¿Teléfono rojo? Volamos hacía Moscú


En plena Guerra Fría un general norteamericano decreta un ataque a la Unión Soviética porque cree que hay un complot comunista para contaminar los preciosos fluídos corporales de sus compatriotas. La decisión del general es unilateral, el presidente yanqui convoca a sus hombres de confianza para solucionar la catástrofe. Todo se agrava cuando el peculiar Doctor Strangelove advierte de la existencia de la "Máquina del Juicio Final" en manos de los soviéticos. La Humanidad está en peligro.

Desde el final de la II Guerra Mundial hasta mediados de los 80 el mundo se vio inmerso en un proceso de canguelo perpetuo debido a las diferencias habidas entre el bloque capitalista y el comunista. Digamos que prácticamente todos los países del mundo estaban con los mismos de corbata mientras que las principales potencias (soviéticos y estadounidenses) jugaban al "pero si no te he tocado".

Stanley Kubrick realizó una comedia negra tan ácida como magnífica sobre una realidad que acongojaba al globo por entero. Fue su única comedia. Realizó pocas películas, todas diferentes, todas únicas. Ya que me preguntan les diré que prefiero sus trabajos en blanco y negro. Y de todos, Doctor Strangelove... por encima del resto. ¿Por qué? Por el guión tan delirante y a la vez escalofriantemente factible y por Peter Sellers.

Peter Sellers nació con el don de hacer reír. Tuvo que ser el rey del recreo. Compadezco a sus cuñados en la cena de Navidad. No le hacía falta hablar, sólo tenía que hacer una ligera mueca para que los espectadores estuvieran por el suelo. Vean - o vuelvan a ver - El guateque. En esta película realiza tres papeles: el Capitán Lionel Mandrake, el Presidente Merkin Muffley y el inolvidable e histriónico Dr Strangelove. De entre todas las frases inolvidables de la película, muchas son verbalizadas por Peter Sellers. Una de las más contundentes:

El Presidente americano intenta poner calma cuando un general norteamericano y un embajador ruso llegan a las manos) "No se peleen aquí dentro, esto es la sala de guerra".

Hemos hablado de Sellers como razón primordial para visionar la película, sí, pero no olviden a George C. Scott (uno de los mejores secundarios del cine de siempre y uno de los dos actores - junto a Brando - que rechazó un premio de la Academia) ni a Sterling Hayden (Atraco Perfecto, La jungla de asfalto, Johnny Guitar, El Padrino). Cuando uno ve esta película tiene la sensación de que habrían pagado gustosos por participar.

Esta película es obligatoria por su argumento, por su reparto, por la locura que impregna todo el metraje, por Vera Lynn cantando We'll meet again, porque es de Kubrick, porque invita a la reflexión sobre algo escalofriante mientras provoca la carcajada; e insisto, sale Peter Sellers.

Life of Brian (Terry Jones, 1979) Título en español: La vida de Brian

Brian Cohen nace el mismo día y a pocos metros de Jesucristo. Su trapacera vida transcurre paralelamente a la del hijo de Dios. 

"¿Monty Phyton? (Risas) Sí, sí, son geniales. Surrealismo puro". De acuerdo, su humor es surrealista. Incluso debe decirse que sublimaron el humor absurdo e inconexo. Pero no se confundan. Esta película no es surrealista. Sí en la forma, no en el fondo. No se trata de una serie de abstractas escenas con el puro afán de hacer reír mediante la astracanada más hilarante y lunática. Todo lo contrario: es la sátira filmada más demoledora hecha jamás sobre la religión. El estreno de la película en el 79 levantó una polvareda descomunal de fervorosos creyentes muy ofendidos e indignados porque unos ingleses malos se habían reído de su fe.

La vida de Brian se censuró en Noruega. El morbo de lo prohibido hizo el resto. Como si de la manzana del árbol de la ciencia se tratara, la película fue degustada por millones de espectadores curiosos en todo el mundo. Realmente reírse de Dios es algo muy sano. Algunos médicos lo recomiendan con insistencia. Además, si el de barbas se sintiera tan ofendido ya habría contraatacado. O quizá ya lo haya hecho pero siempre se equivoca y golpea a los que menos culpa tienen. Ya saben eso de que Dios es o bien cruel o bien incompetente. O eso dice Woody Allen.

La iconoclastia de los miembros de Monty Phyton sumada a su habitual lucidez a la hora de hacer humor crearon una película única. Ese es el adjetivo. Es un caso parecido a los de los hijos muy buscados. Por temas económicos la películas estaba avocada al fracaso, sin embargo, la milagrosa aparición de George Harrison - sobre todo de sus billetes - propició que los humoristas británicos se pusieron a trabajar y crearan esta obra maestra del humor y del cine. Porque sí, las escenas aisladas resultan absurdas pero en conjunto conforman la estrepitosa y accidental vida de Brian Cohen. Nada sobra en esta película. Miento. Quizá la aparición de cierto extreterrestre sea una subida a la parra portentosa. Pero se queda ahí.

 A continuación algunas frases extraídas de la película que prueban mi opinión:

- Brian: ¿Te violaron?
- Madre de Brian: Bueno... al principio sí.

- Un seguidor de Brian: ¡Tú eres el auténtico Mesías! Lo sé porque he seguido a muchos y entiendo de ésto.

- Brian: ¡Estáis equivocados, no tenéis por qué seguirme! ¡No tenéis por qué seguir a nadie! ¡Tenéis que pensar por vuestra cuenta! Cada uno es un individuo.
- Todos los seguidores de Brian como una sola voz: Sí, cada uno es un individuo.
- Brian: Todos sois diferentes.
- Todos los seguidores: Sí, todos somos diferentes.
Una voz escondida: Yo, no.

Algunos de los muchos motivos por los que La vida de Brian debe ser visionada:
- Pijus Magnificus e Incontinencia Suma.
- Se aprende a declinar en latín.
- La escena de la lapidación.
- Mejorar la capacidad para el escondite.
- Porque esta canción es insuperable.

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