domingo, 9 de diciembre de 2012

En la casa: El demiurgo perverso

El cine es entretenimiento. La mayoría de las películas cumplen este objetivo: las hay que son un buen entretenimiento y las hay que son todo lo contrario. Pero entretienen de igual modo. El entretenimiento es fundamental para entender el cine. Pero yo prefiero las películas que empiezan cuando acaba la proyección.

Uno de estos casos es En la casa.

El otro día fui a ver esta película. Una película francesa. Una película francesa en la que no había disparos ni explosiones espectaculares. Una película francesa en la que no había disparos ni explosiones espectaculares y que estaba en versión original subtitulada. Supongo que algunos virtuales lectores habrán huido despavoridos al leer esto. Normal por otra parte. Prosigo.

El profesor de Literatura de un lycée francés está hastiado por el escaso nivel narrativo de sus alumnos. Ninguna de las redacciones que corrige le satisface. De pronto, un oasis. Un tal Claude García, que se sienta   en la última fila, aparece entre las hojas amontonadas. Su redacción es prodigiosa. No es vulgar como el resto. Hay precisión, hay claridad de ideas, hay crítica, hay cinismo. Hay talento.

Este es el arranque de esta desasosegante película. No tenía referencias previas antes de sentarme la butaca.  Leí en algún sitio que era una comedia. Por los precedentes recientes del género en Francia (Salir del armario, Bienvenidos al Norte, Intocable) supuse que valdría el precio de la entrada. No era una comedia.

En los primeros compases de la película sí lo parece. Pero nada más lejos. Desde el minuto 1 hasta el 105, la película juega contigo. Te mece a su gusto. Te ríes cuando está estipulado. En tu rostro surge el asombro según está prevista en el guión. Nada falla. La línea entre realidad y ficción nunca fue tan exigua. Y todo aderezado por momentos pavorosos y mucha turbulencia.

¿Dramedia? Posiblemente. Es innegable pensar en Woody Allen cuando hablamos de esta película. La crítica al hipsterismo ilustrado - aún siendo anecdótica en la trama - tiene momentos brillantes a lo largo del metraje. El mundo del arte recibe por todas partes. Incluso nos encontramos con planos deliberadamente homenaje al director neoyorquino. Por algunas frases y algunos estilismos, el profesor de literatura y su mujer parecen Alvy Singer y Annie Hall veinte años después. Pareja de clase media, con inquietudes y altas nociones culturales y cierto grado excéntrico. Rectifico: peculiar. Excéntrico es un adjetivo propio de adinerados.

En la casa encontramos la vieja historia del maestro que ve en su alumno la posibilidad de cumplir los sueños que él no pudo alcanzar por falta de talento. La lucha entre el talento y la moral. ¿Debe el arte tener cortapisas? Instructor e instruido. El doctor Frankestein y su monstruo. Por momentos, el joven protagonista estremece a su antojo con una simple mirada en la sombra.

También encontramos mucho de La ventana indiscreta. Tanto de forma explícita en algún plano de la película, como de forma residual en el argumento. 

Si buscan la moralidad en el cine, no es su película. Esta es una película de ficción dentro de la cual existe un relato que no sabemos con precisión si es realidad o no. El espectador decide qué es verdad y qué no lo es.

¿Preparados para ser manipulados?

1 comentario:

  1. Juan Mayorga escribe una obra de teatro. François Ozon la adapta al cine, y llama a Fabrice Luchini para que interprete al profesor, que no sabe si lo que va escribiendo Claude Garcia, el chico con talento de la última fila, es verdad o ficción. Yo, que pertenezco al mundo de Mayorga y Ozon y a Luchini (actor), comienzo a formar parte de la trama ficticia en la que Luchini no es Luchini -es Germain- y Mayorga y Ozon no existen. Y comienzo a tener dudas sobre si verdad o ficción son realmente cosas distintas.
    Eso es cine.

    ResponderEliminar