viernes, 14 de septiembre de 2012

Por ahí sí que no

La sección Cultura del diario El País lleva realizando en las últimas semanas una votación en internet para elegir la mejor película de la historia. Ya hice referencia a esta situación en una entrada anterior, aunque de forma más genérica. En dicha reflexión, defendía el derecho de todo cinéfilo a tener sus películas predilectas sin dejarse llevar por la aclamación popular. ¡No faltaba más! Ahora bien, hay casos y casos.

En esta votación llevada a cabo por El País, al llegar las semifinales, se han presentado particulares "cara a cara" entre grandes películas del siglo XX. La primera eliminatoria se saldó con victoria de El Padrino sobre El gran dictador. Todo correcto. Conforme. Esperable. Previsible. Justo. No polémico. Sigamos.

Es el resultado de la segunda semifinal lo que hizo se despertara mi lado gafapasta. Blade runner es mejor que Casablanca para el común de los mortales que votaron. Oiga usted, no.

Y no tengo ningún problema con Blade runner. Más bien al contrario. Es una pelicula que me fascina profundamente. El rostro de Sean Young enamoraría a una roca. Harrison Ford interpreta al mejor personaje de su carrera - muy a su pesar y para regocijo de Ridley Scott - dando vida a un Rick Deckard que recuerda a los grandes detectives que protagonizaban las totémicas novelas de los maestros Hammett y Chandler. Realmente toda la película tiene ese tono negro mezclado con distopía futurista y reminiscencias del mito de Prometeo y Nietzsche. Película apasionante y sobre todo, villano apasionante.
Monólogo épico en 3,2...


Decía Hitchcock algo así como que una película debe ser considerada en tanto la importancia del villano. Esta película cumple la regla fielmente. Roy Batty (Rutger Hauer) absorbe por completo el peso de la película llegando el punto de provocar la empatía en el espectador. Es un malo, sí. Pero, ¿quién no puede comprender sus acciones y sus razones? Mención aparte merece su discurso final. Si han visto la película, sabrán de lo que hablo y de las sensaciones que produce. Para más épica, el discurso fue improvisado por el propio actor. No figuraba en el guión original.

Proclamado públicamente mi amor por esta película, voy a contradecirme. No es posible que en un mundo civilizado se considere que Blade runner es mejor que Casablanca.

 Casablanca es LA PELÍCULA. Seguramente las haya con mejor puesta en escena o con.... Bueno, no puedo. En más de 100 años de cine no se ha hecho una película tan redonda, tan rotunda y, sobre todo, con tanto encanto. La concatenación de frases míticas que se da en esta película no resiste comparación con ninguna otra. La secuencia del aeropuerto, las gabardinas, los sombreros, la bruma, las lágrimas de Bergman, la fingida indiferencia de Bogart al mentir, "siempre nos quedará París" los dos nuevos amigos caminando por la pista, la Marsellesa de fondo.

Que no, hombre. Que no. Que Blade runner no es mejor que Casablanca. Que no.

Aclaración: el aquí firmante aconseja que, en caso de no haberse visto, se vean estas cuatro películas de forma inmediata. Por una cuestión de salud cultural.


2 comentarios:

  1. Casablanca es un clásico porque cuanto más viejo eres más te gusta y más secretos descubres. Porque Casablanca es la película de las ilusiones perdidas, de los planes rotos, de la desesperanza y las esperanzas inútiles, del "y si..." y de los recuerdos. No es mi película favorita, pero es una maravilla, totalmente de acuerdo contigo.

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  2. Blade Runner debe el 80% de su mérito al libro en el que se basa, y eso que la historia que se cuenta en él tiene poco que ver con la de la peli, que por cierto me encanta (la peli) (y el libro)

    Y poco más puedo decir de cine.

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