viernes, 28 de septiembre de 2012

Les Luthiers

¡Y cómo lastiman los celos!
Te seguí, Elena, desesperado e inerme
junto al mar de iridiscente espuma
indefenso hasta el paroxismo.
Tal vez no quisieras verme,
tal vez fuera la bruma
o tal vez fuera tu astigmatismo.
¡Y cómo lastiman los celos!
Caminabas descalza por la arena
y yo caminaba detrás
arrastrando mudo mi condena,
adorándote en silencio desde lejos
y te grité cuando no pude más:
¡cuidado con los cangrejos!
¡Y cómo lastiman los cang... eeh ¡los celos!
No me contestaste, Elena
pero te seguí por la playa con mi pena
alucinado por la magia de tus ojos azabache,
y vacilé al escribir tu nombre en la arena
pues nunca supe bien si Elena es con hache.


Este poema no es de Cervantes, ni de Lope de Vega, ni de Quevedo, ni de Samuel Butler. No, tampoco es obra de Thomas Wyatt. Esta muestra de talento, ingenio y picaresca es obra de Les Luthiers.




El humor inteligente. Normalmente abomino de este concepto. Lo aborrezco. En la mayoría de los casos, el chiste que tiene esa etiqueta se caracteriza por lo siguiente: no hace gracia en absoluto. "No te ríes porque no lo entiendes, a ver si leemos más". Por favor, quítate las gafas esas sin cristales y hablamos en condiciones.

"Usted, usted, que frecuenta el éxito como una costumbre más. Usted, que triunfa con la misma naturalidad en los negocios y en los deportes más exclusivos. Usted, que está habituado a que los hombres lo respeten y las mujeres lo admiren. Usted, ¿nos puede decir cómo hace?"


Les Luthiers corresponde a ese ínfimo porcentaje de humor que podría considerarse como inteligente. Aunque, repito, no me gusta el término. Les Luthiers hacen humor con swing. Tienen clase. No sólo porque siempre vayan con smoking. Pero también hacen música - claro, son luthiers -. Parodian la alta cultura con sus espectáculos desde hace más de 40 años. Y a la vez, la glorifican, respetan y reverencian. Todo ello con una pátina de crítica social, política, histórica. 

En un recital de estos genios argentinos puedes encontrarte desde slapstick puro hasta juegos de palabras de un ingenio magistral, pasando por composiciones musicales asombrosas interpretadas por instrumentos hechos de los materiales más asombrosos. Dice Javier Krahe, según contaba Joaquin Sabina en una entrevista,  que el humor que le gusta es el que no le avergüenza después de soltar la carcajada. Es decir, el humor que te hace pensar. El que te deja poso. Esto es, Les Luthiers.


"De no ser por nuestra acción de gobierno nuestras calles estarían llenas de pornografía, de corrupción, de violencia... de gente."

Un arquitecto, un locutor profesional y redactor publicitario, un químico, un guitarrista profesional, un director de orquesta, un abogado y otro director de orquesta. O lo que es lo mismo: Gerardo Masana, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés, Jorge Maronna, Carlos Lopez Puccio, Daniel Rabinovich y Ernesto Acher; Les Luthiers en sus diferentes etapas. Referentes, maestros, genios, imprescindibles.

- "Ahora que cayó el muro de Berlín nosotros nos preguntamos; ¿fue error de los burócratas? ¿error de la doctrina?"
- "Error del arquitecto."

Los he visto en en directo dos veces. Muy pocas. Sin embargo, en las dos ocasiones me ha sucedido un fenómeno curioso. Al sonar los acordes que indican el inicio del show y ver como estos señores mayores vestidos de pingüino saludan al respetable, aparece súbitamente una sonrisa en mi boca. No se va hasta el final. Hasta que se despiden con una reverencia y pierdo la sensibilidad de las palmas de las manos durante algunos días. Creo que lo que me pasa se llama admiración.

Recitales recomendados: 
- Viejos fracasos
- Mastropiero que nunca
- Hacen muchas gracias de nada
- Humor dulce hogar
- Viegésimo aniversario
- El reír de los cantares
- Grandes hitos
- Unen canto con humor
- Bromato de armonio
- Todo por que rías
- El grosso concerto
- Las obras de ayer
- Los Premios Mastropiero
- Lutherapia

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